“Escribir es entregarse a la fascinación de la ausencia de tiempo.” . . . la escritura fragmentaria piensa, pero también pone en escena, esta experiencia del Tiempo como “ausencia de tiempo”.
La poesía es un lugar de encuentro donde todas las voces y todos los ecos dejan su marca. Fugacidad y persistencia. Por eso este espacio, donde la palabra será la protagonista, la palabra que vuela de boca en boca y de mano en mano. Una buena manera de empezar a encontrarnos es recordar a Miguel Hernández: "Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea."
jueves, 3 de marzo de 2011
Elogio de lo mínimo
A Gustavo, a Patricia y a mí se nos ha dado últimamente por escribir minificciones. En el blog catalán Sopa de poetes encontré estas reflexiones de Blanchot (L’espace littéraire), que me parecen muy oportunas.
“Escribir es entregarse a la fascinación de la ausencia de tiempo.” . . . la escritura fragmentaria piensa, pero también pone en escena, esta experiencia del Tiempo como “ausencia de tiempo”.
Una literatura de fragmento que se sitúa fuera del todo, sea porque el todo ya está realizado (toda literatura es una literatura del fin de los tiempos), sea porque junto a las formas de lenguaje donde el todo se construye y se habla, palabra del saber, del trabajo y de la salvación, es el presentimiento de una palabra totalmente otra: una palabra que libera al pensamiento de ser sólo pensamiento con vistas a la unidad o, dicho de otro modo, que exige una discontinuidad esencial".
“Escribir es entregarse a la fascinación de la ausencia de tiempo.” . . . la escritura fragmentaria piensa, pero también pone en escena, esta experiencia del Tiempo como “ausencia de tiempo”.
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