miércoles, 22 de febrero de 2017

Opinión de lujo II

"La palabra toma vida!!, se despliega, nos seduce, tiene color y amor en Ana.
El tiempo se detiene, y los distintos viajes por esas historias tan bien elegidas nos llevan a vivirlas intensamente en la Sala de Ser".
 Cristina Germaná 
Instructora en formación profesoinal

martes, 21 de febrero de 2017

Opinión de lujo


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“Defiendo mis palabras”

Un espectáculo donde el narrador extiende voz y texto para deleite del público.





El narrador  es, en este caso, la anfitriona ideal para cautivar con recursos genuinos y variados.  Ana María Oddo, una especialista en el arte de contar, eligió en esta oportunidad transformar su cuerpo en un instrumento dramático no invasivo, pero eje del encuentro oral. Ella habla con las manos, el rostro y la expresión de sus ojos.

Las cuerdas vocales hacen más que operar como resonadores. Su boca gesticula y articula vocales y consonantes, gestando universos más próximos o lejanos, realistas o imaginarios, que van de García Márquez a Prevert y Anderson Imbert.

“Defiendo mis palabras” contiene poesía propia (potente el cierre de la decidora-poeta) y relatos ajenos, en una adaptación libre, justa.

Luz y sonido ambientan la escena austera, donde es la intérprete la que gana protagonismo sin “hacer de actriz”. Oddo es una narradora cálida, sugerente, ingeniosa y sutil.

Por el friso de este ensamble pasan Frida Kahlo y Diego Rivera, la dinastía Buendía; la ternura y el dolor, el amor y la pasión.

¿Hace falta algo más? No. Sólo sentarse y disponerse a escuchar y ver. Ver hasta cuando la luz se apaga  y un bolero asesta flores (palabras) en el corazón.



Gustavo D´Orazio
www.gdorazio.blogspot.com.ar


miércoles, 1 de febrero de 2017

Sala de ser

Tomando las palabras de mi amiga Marita Retes, la sala de estar de casa se convirtió el pasado viernes 27 de enero en Sala de ser. Corrimos muebles, sacamos adornos, acomodamos sillas, pusimos telones y luces y se hizo la magia: un pequeño teatro se desplegó en el aire. Y lo más increíble: se llenó de gente querida que vino a escuchar, a emocionarse, a compartir, a brindar por la palabra. Este Defiendo... nos ha hecho muy felices. Claro que para que la magia se produzca hay un secreto: se necesitan las manos amorosas de esos seres múltiples y angelicales que suelen llamarse familia y amigos.