a Lucila
a los niños del mundo
Te debemos
olvidar las palabras ambiguas
y hablarte y hablarnos solo con las traslúcidas
quiero decir
que "verdad" sea verdad y no imagen superpuesta.
Te debemos
aprender a verte cuando te miramos
para encontranos en el agua transparente de tus ojos.
Te debemos
aprender a caminra descalzos
y reconocernos en las huellas que heredarás
cemento fresco de tu infancia.
Te debemos
abrazar tu humanidad
y entregarte historia y sueños
renacer
en el breve contorno de tus brazos.
Un tributo a la infancia que nos exige pensar, pensarnos y no defraudar. Todo un logro insertar el cemento en este poema, Ana. Saludo cómplice.
ResponderEliminarHermoso, amiga. Me emociona especialmente. Un abrazo.
ResponderEliminarme encantaa!
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