Creo que sería mucho más sencillo hablar de "literatura sin adjetivos", como nos propone María Teresa Andruetto, y priorizar la calidad, el arte, que solo los buenos escritores son capaces de ofrecernos para apelar a nuestras emociones, a nuestros recuerdos, a nuestras zonas íntimas. Es allí donde la magia se produce cada vez que un texto conmueve al lector, independientemente de su edad. Y como muestra, va este cuento de Alicia Origgi, destinado a lectores de ¿qué edad? Que cada uno conteste la pregunta, si puede.
El umbral.
Alicia Origgi
Mmm.. mmm… qué suave…me puedo extender hasta los bordes de mi encierro. Ahí la frontera se dilata. Me parece que tengo compañía en este silencio. Prrr..Prrr.. Prrr…Tal vez son varios. ¿Qué oigo? Tuc, tuc, tuc. Los latidos se repiten monótonos perfectamente sincronizados, tuc, tuc, tuc, ahora sí, estoy seguro de tener compañía. Nos movemos en el líquido oscuro y silencioso de aquí para allá. Pero hay una frontera, estoy seguro de que hay una frontera.
De a poco mmm, mmm me vienen ganas de extenderme, me encuentro incómodo donde antes disfrutaba dejarme llevar. Pam, pam, pam, algo nuevo dentro de mí se abre paso y me obliga a confrontar. Necesito buscar los límites, enfrentarlos.
Rrrr, Rrrr, Rrrr, el espacio se va reduciendo día a día. GLL, GLL, GLL, los líquidos se agitan hurgando en los intersticios de mi mundo perfecto.
Nuevas sensaciones inquietantes se suceden vertiginosamente. Hush, hush, hush, se desata un movimiento que me agita dentro de lo oscuro. Hush, hush, hush, navego envuelto en ondas que me arrastran, algo adentro mío empieza a crecer. Hush, hush, hush, empiezo a topar con las paredes. Presiento otros vaivenes. Algunos parecen angustiados. Somos varios respirando todos juntos. Hush, hush, hush El medio está muy revuelto. No podemos escapar. Debemos seguir la ruta que marcan las corrientes subterráneas. Chocamos contra la frontera una y otra vez. Más y más rápido.
En la última sacudida, envueltos en el torrente, atravesamos impetuosamente todos los obstáculos. Flusssssssssssssssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Una luz cegadora. Estamos afuera.
Miauuuuuuuuuuuuuuu.Miauuuuuuuuuuuuuuuuuu: Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Un mundo lleno de colores vibrantes y de sonidos chillones.
Miauuuuuuuuuuuuuuu.Miauuuuuuuuuuuuuuuuuu: Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Los ruidos me asustan.
Dicen que mi mamá quedó exhausta por el esfuerzo. Sin embargo, nos fue lamiendo uno por uno, después de comer la placenta. Puajj, qué asco me dan los otros. Somos cinco parecidos, llenos de un pelo tibio, revueltos en líquido amarillo.
Todo es demasiado luminoso para mí y bastante áspero. La lengua de mi madre, el rozar de la tela que nos cobija, los otros cuerpos hechos un ovillo. Recién ahora empiezo a percibir aromas. Eso me gusta un poco más, me siento cansado, quiero a mi mamá para mí solo.
Miauuuuuuuuuuuuuuu.Miauuuuuuuuuuuuuuuuuu: Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
La lucha por la vida acaba de empezar.
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