jueves, 14 de noviembre de 2013

Elegancia


-Este es tu regalo de despedida -dijo, y sacó de la caja un estilete de oro macizo, con su nombre grabado en la empuñadura y una esmeralda engarzada.
-¿Te gusta? ¿No es hermoso? -. Y sin esperar respuesta lo introdujo en su pecho.
Ella fue cayendo lentamente. Muerta, sí. Pero no con el cuerpo destrozado por un disparo ni con la cabeza abierta por un hacha burda. No. Muerta elegantemente, con una joya clavada en el corazón.

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