Hay una sombra junto a un árbol.
Pequeña, aterradora.
Mis certezas traicionan el silencio.
Me tapo los oídos, Juan,
pero sólo escucho ladridos
gritos que se desgarran y me desgarran
me desvisten de máscaras
de lo que he sabido de mí misma
de la piel que conocía.
Sólo queda un pobre cuerpo
indigente
un pobre hígado, un pobre estómago
corazón, pulmones, intestinos
indigentes
fragmentados
estirando su mano suplicante.
¿Quién me ayudará?
¿Quién separará los dientes que muerden
la carne viva del alma?
Hay una sombra aterradora.
Hay silencios que traicionan.
Hay ladridos que desgarran.
Hay cuerpos indigentes.
Hay un árbol en la noche.
Bella!!!!
ResponderEliminarMe gusta el ritmo y la intensidad de este poema. Las imágenes también son muy poderosas. Por ejemplo: "estirando su mano suplicante".
ResponderEliminarMe ha impresionado el contenido.
Un fuerte abrazo
Gracias, Juan. ¿Notaste tu presencia en el poema?
ResponderEliminarCariños
Gracias, Juan. ¿Notaste tu presencia en el poema?
ResponderEliminarCariños
¡Qué bello poema, amiga! Abrazo grande.
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