miércoles, 27 de febrero de 2013

Triálogos en Vuelos

Esta vez  fue Vuelos, en Castelar, espacio mágico donde, efectivamente, todos los vuelos son posibles. Bajo la presencia protectora del duende, que, sin moverse de su silla en toda la noche y con los labios apretados,  invocó (lo sé, lo sentí en todo momento) a las almas bienhechoras de la poesía, todo se desarrolló de maravillas. El primero en llegar fue Daniel, mago de luces y sonidos. Con un toque de su varita mágica encendía una luz aquí, una vela allá, aparecía una mesa por este lado o una alfombra por el otro, mientras la música lo iba envolviendo todo. Después vino Ciela, la maga de la sonrisa, esa que le pone calidez al alma y te hace sentir en casa. El público fue llegando poco a poco. Caras conocidas, amigos fieles que nos siguen una y otra vez. Amigos nuevos, que sumaron su palabra y sus arte. Y nosotros, unidos, proclamando poesía, trialogando una vez más, andando este camino del decir y los decires, felices.

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