martes, 1 de diciembre de 2009

Frida Kahlo, historia de un pasión

Pasión por la vida, a la que se aferró tan dolorosamente, y por Diego Rivera, el hombre que le descubrió el sentido de la existencia: unión de contrarios, atracción del dolor, eclipse de planetas contrapuestos en turbulencia para generar vida, para dar y darse, completamente, en cada obra, en cada gesto, ciclo constante de muerte y creación. Más allá de sí misma, Frida le escribe a Diego este poema que él recibirá tres años después de la muerte de ella y pocos días antes de su propia muerte:




En la saliva

en el papel

en el eclipse.
En todas las líneas
de todos los colores

en todos los jarros

en mi pecho

afuera, adentro

en el tintero
en las dificultades de escribir

en la maravilla de mis ojos

en las últimas lunas del sol

(el sol no tiene lunas) en todo.

Decir en todo es imbécil y magnífico.

Diego en mis orines - Diego en mi boca - en mi corazón, en mi locura, en mi sueño, en el papel secante - en la punta de la pluma, en los lápices - en los paisajes - en la comida - en el metal - en la imginación. En las enfermedades - en las roturas - en sus solapas - en sus ojos - en su boca - en su mentira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario