La poesía es un lugar de encuentro donde todas las voces y todos los ecos dejan su marca. Fugacidad y persistencia. Por eso este espacio, donde la palabra será la protagonista, la palabra que vuela de boca en boca y de mano en mano. Una buena manera de empezar a encontrarnos es recordar a Miguel Hernández: "Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea."
martes, 21 de febrero de 2012
Poder o no poder
Esa noche, después de recibir el aplauso consagratorio y mientras dirigía unas palabras de agradecimiento, el nuevo presidente sintió una molestia a la altura del cuello de la camisa. Fue justamente cuando alzó la vista y vio, distribuidas estratégicamente, las figuras inconfundibles de los hombres de negro, con sus miradas frías, amenazantes, fijas en él. Al promediar el discurso, en el que no pudo evitar referir los esfuerzos de la campaña ni las acostumbradas promesas, pasó su índice izquierdo sutilmente por la zona. Unos minutos después, su asesor de imagen notó una arruga gruesa en la blancura impecable de la camisa. El presidente seguía enumerando las futuras maravillas que traería su gestión, especialmente para aquellos que lo habían votado, cuando su secretario privado, algo preocupado, le indicó que acortara el discurso. Efectivamente, la molestia, la arruga, se había extendido hacia abajo y cruzaba ya la corbata estampada. Y, lo más sorpendente, también hacia arriba: atravesaba su pómulo izquierdo y se dirigía hacia la frente. Apenas tuvo tiempo para esbozar una despedida antes de que la arruga, ese pliegue infame, ese surco oscuro, irregular, se extendiera decidido por la redondez pálida de su cabeza calva. Sus colaboradores lo rodearon inmediatamente y lo ocultaron de la vista del público. Entre cuatro tuvieron que subirlo al auto para alejarlo lo más rápidamente posible y evitar las cámaras de periodistas y curiosos cuando el traje del presidente, sus zapatos, su cuerpo todo se habían convetido en una larga, blanda, cruel, despreciable arruga.
jueves, 9 de febrero de 2012
Tu alma es diamante
Luis Alberto Spinetta, poeta, músico, cantante, amigo, gran tipo. Sensible para el arte y para la vida. Alma de luz, de diamante, de esas que nunca mueren.
Gracias, flaco, por tu legado.
Gracias, flaco, por tu legado.
Alma de diamante
Ven a mícon tu dulce luzalma de diamanteY aunque el solse nuble despuéssos alma de diamanteCielo o pielsilencio o verdadsos alma de diamantePor eso ven asícon la humanidadalma de diamanteY aunque tu corazón recirculesiga de paso o vengapretenda volar con las manossueñe despierte o duermao beba el elixirde la eternidadsos alma de diamanteBien aquí o en el más allásos alma de diamantey aunque este mismo sol,(se nuble después)sos alma de diamante.
Luis Alberto Spinetta
Luis Alberto Spinetta
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